En las últimas décadas las sociedades industrializadas, y en particular las europeas, han experimentado importantes cambios en lo tocante a la familia. Hasta no hace muchos años los hogares europeos estaban formados en su mayoría por un hombre y una mujer unidos en matrimonio con los hijos biológicos que habían nacido de esa unión. La tarea de la madre eran las labores reproductivas (domésticas y de cuidado), mientras que el padre desarrollaba tareas productivas, destinadas a garantizar el sustento de la familia, a la vez que detentaba la máxima autoridad y la representación de la familia.
Pero este modelo de familia nuclear, de raíces patriarcales, ha experimentado cambios muy importantes en cuanto a su estructura y componentes, así como en los papeles desempeñados dentro de ella. los roles que desempeñamos hombres y mujeres dentro de la familia, que son cada vez más parecidos que distintos. Así, las mujeres se han ido incorporando mayoritariamente a las tareas productivas, colaborando activamente al sostén económico de la familia. En España los avances más notables se han producido a raíz de la transición política a la democracia que se inició en 1975.