Hay estudios que demuestran que los hijos criados por padres del mismo sexo tienden a tener una mayor apertura de mente. Cuando perteneces a una familia que necesita del respeto y la aceptación de los demás, por ser minoritaria, esos niños y niñas son capaces de respetar, no juzgar y entender a todas las personas, con mayor tolerancia y apertura.
Es más fácil para estos niños/as ponerse en la perspectiva de otras personas y ser más flexibles, además de tener más libertad a la hora de elegir las amistades, a veces restringida en otro tipo de familias debido a los prejuicios.
Una pareja formada por dos hombres comentaba a UNIVERSAL SURROGACY que ellos podrían ofrecer a su futuro hijo (nacido mediante gestación por sustitución) el poder contar con dos padres que no han renunciado a la búsqueda de su felicidad, luchando desde siempre (a pesar de la visión social de homosexualidad) por formar y mantener una familia sin negar ni esconder su orientación sexual.