Ya lo hemos dicho muchas veces y en muchos debates apelando al famoso aserto popular: las opiniones son como las narices, cada uno tiene la suya.
Que la gestación subrogada despierta por igual en nuestro país odios y pasiones no es a estas alturas ningún secreto. Nuestro secular retraso ideológico respecto de países análogos al nuestro, social, política y culturalmente hablando, convierte en actuales muchos debates que hace tiempo que se cerraron en otros lugares.
Pero lo que no deja nunca de llamarnos la atención son los argumentos empleados por nuestros muy ilustres paladines de la “bioética”, término cuya absurda redundancia (es como si dijéramos “intrainterno” o “biocelular”) calza estupendamente con esa apergaminada mentalidad.
Es el caso del señor Nicolás Jouve de la Barreda, catedrático de genética y uno de los miembros del selecto club de “bioética” al que me referí antes. En su libro “La maternidad subrogada: Qué es y cuáles son sus consecuencias” manifiesta una serie de opiniones contra la gestación subrogada que nosotros respetamos, pero no las compartimos, al igual que muchísimas otras personas.
¿Qué es eso de la pérdida del sentido de la familia? Se referirá usted a su sentido, claro está, un tanto pasado de moda. Porque hoy en día la familia no es aquella de la película de Alberto Closas y Amparo Soler Leal (que, por cierto, si hubiera visto quizás toda la saga, se daría cuenta de que bajo toda esa miel, andando el tiempo, habría mucha hiel).
Actualmente y, menos mal, la familia es un concepto abierto en el que cabe todo el mundo que lo desee. No se le cierran las puertas a nadie. Si un hombre al que le gustan los hombres desea ser padre biológico, solo o en pareja, adelante. La ciencia está de su parte. ¿Qué la gestación subrogada va en contra de la dignidad femenina? Eso si está mal controlada. Aquí no se fuerza a nadie. Precisamente los profesionales responsables y comprometidos éticamente (o “bioéticamente”) solo trabajamos con países en los que existen las máximas garantías y se respetan los derechos de las gestantes. Una mujer que ofrece sus servicios en un proceso de gestación subrogada escoge, por voluntad propia, formar parte de este proceso. ¿Qué va en contra de la dignidad de los bebés? ¿Por qué? Son los bebés más queridos, más deseados, los más “batallados”. Sus padres han pasado, la mayoría, un calvario hasta tenerlos y una vez los llevan a casa tienen toda la vida por delante para amarlos y hacerse cargo de ellos como todo hijo merece. No se puede decir lo mismo en muchos casos de personas que teniéndolos de forma natural, casadas ante la Santa Iglesia Apostólica y Romana y con unos gustos sexuales a los que seguro que usted daría el visto bueno, no cumplen con sus deberes de padres, siendo negligentes o incluso dándoles una vida deplorable. Créame si le digo que he visto mucha de esa basura como abogado en mi despacho y en los juzgados.
Con todo el respeto del mundo, señor Jouve, pero la visión que usted tiene de la gestación subrogada es la suya propia. Con ella coincidirán los que piensan como usted, pero en ese grupo no entramos todos.
Miguel González Erichsen